jueves, 28 de abril de 2011

Sobre los maleducados y sus indecencias...


Hola de nuevo a todos y todas! Hoy os voy a hablar sobre Educación para la Ciudadanía, un tema que he tenido que rescatar para un ensayo pero que sigue coleando en la actualidad. Entiendo EpC como una ayuda necesaria que viene con retraso más que como una amenaza a la integridad moral de nadie. Si llegamos a la situación en la que asistir a clases sobre derechos humanos, la Constitución española y la realidad social nos parece una agresión para la independencia en la educación de los padres, se hace más necesaria que nunca la impartición de dicha materia.
En relación con lo anterior, soy de los que creen que los centros educativos, como agentes de socialización, influyen de forma determinante en la madurez de los individuos. Por ello pienso que para cuando lleguemos a la mayoría de edad y seamos ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho tenemos que estar preparados para ser reivindicativos con nuestros derechos y responsables con nuestros deberes. Educación para la Ciudadanía no pretende otra cosa que presentar al presente y futuro de la sociedad las herramientas para ser participativos, coherentes y responsables.
Aquellos que se sienten agredidos por el serio daño que puede infligir el poder de la información en los estratos más jóvenes de este país ven como una amenaza la asignatura. Esto sucede porque sectores rancios, intransigentes, reaccionarios, malintencionados y perniciosos de la sociedad española como la Iglesia católica pretenden influir (y de hecho influyen) en los ciudadanos y ciudadanas, tratando de instaurar una moral común que se caracteriza por el desprecio de lo diferente. En contraposición a esto surge Educación para la Ciudadanía, un intento integrador de mostrar a nuestros niños y niñas que en la diversidad y la tolerancia reside la riqueza de la convivencia.
En cuanto a la Federación Española de Religiosos en la Enseñanza tengo que decir que muestran una postura hipócrita totalmente reprochable. Entendería que debido a su ideario y confesión religiosa se unieran al rechazo que otras instituciones y asociaciones católicas manifiestan, pero esto no es así. Por el bien de los alumnos que con fondos públicos con aleccionados en un ambiente católico, me gustaría decir que el posicionamiento de la Federación es responsable, pero nada más lejos de la realidad. Como fruto de la negociación, el compendio de colegios católicos abrazan Educación para la Ciudadanía, pero escogiendo manuales que sus propias editoriales les ofrecen (muchos de los cuales violan los principios por los que se crea la asignatura) y recordando a la Administración Pública que tiene el deber de atenderles. Me pregunto de dónde sacan tal grado de indecencia y obscenidad aquellos que critican la impartición de valores universales plasmados en la ley cuando ellos defienden, enseñan y adoctrinan mediante un conjunto de preceptos que van ligados a la intolerancia y el desprecio:
"Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.
Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación."
1 Corintios 14: 34 & 35
Después de esta pequeña pero representativa muestra no soy capaz de investigar más, porque el grado de indignación que me asalta al comprobar que esto es lo moralmente adecuado, lo que se debe enseñar en las escuelas y lo que desde su punto de vista es lo correcto, hace que me parezca por momentos a lo que los adalides de la moral y la bondad de Cristo representan: la obscenidad y la intransigencia que orgullosos defienden.
Por todo lo que venimos viendo sólo pido que no den lecciones de moral y que no se rasguen las vestiduras los que más tienen que callar, y que permitan que los que creemos en la libertad y la tolerancia ofrezcamos a los futuros ciudadanos y ciudadanas la preparación para que puedan ser parte activa y responsable de la sociedad heterogénea en la que vivimos.
Eder.

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