jueves, 26 de mayo de 2011

Compuesto y sin novia


Hola a todos y a todas una semana más! Lo primero de todo es agradecer a los que nos seguís cada semana, porque sois unos valientes, y para todos aquellos que os enfrentéis al blog por primera vez un consejo: abandonad ahora que aún estáis a tiempo!.
Estoy como en esa primera mañana del 6 de enero en la que sabes quiénes son los reyes, o como cuando se te cae un diente y te cuesta tirarlo a la basura porque hasta ahora siempre lo habías puesto debajo de la almohada para que se lo llevara el ratoncito Pérez. Sí, estoy desilusionado. Tras el resultado electoral del domingo, en el que el Partido Popular arrasó en toda España, desperté de la ilusión de que el movimiento de Sol y otras partes del país podía tener final feliz. Hoy, cuatro días después de las elecciones, pienso que caminamos en la dirección contraria para conseguir todo aquello que se pedía en las asambleas.
Mientras todas aquellas personas que quieren cambio y buscan un modelo distinto votaban a partidos minoritarios, o en blanco, o incluso introducían una reflexión para los políticos en sus sobres, todos aquellos que pretenden establecer los principios y políticas más rancios, reaccionarios y retrógrados introducían su papeleta del Partido Popular con sumo cuidado para que no quedase maltrecha y fuese contada como nula.
Está claro que debemos protestar por lo que creemos justo, y está claro que las iniciativas que acompañan al 15M son positivas desde todas las perspectivas, pero cuando jugamos al parchís no podemos mover 7 casillas la ficha, cuando intentamos cambiar un sistema que nos da la espalda tenemos que hacerlo mediante las herramientas que nos ofrece. Siempre que sigamos permitiendo que proyectos como el que ahora ha triunfado en España gobierne nuestros destinos cuatro años, estamos alimentando el Goliat contra el que Sol, el humilde David, quiere acabar.
Así que el sábado yo tenía una gran ilusión de movimiento, de cambio y de actividad. Tenía el mejor traje dispuesto para esperar a la más hermosa de las novias, pero cuando vi el resultado electoral el domingo por la noche descubrí que, efectivamente me habían plantado.
Eder.

jueves, 19 de mayo de 2011

Crónica de una realidad. Madrid, Puerta del Sol.

Es emocionante ver como miles de jóvenes se expresan sin miedo de la policía, ni de la lluvia; parece que nada va a moverles. Se respira ilusión, juventud, ideas, idealismo y un largo etcétera de adjetivos en la céntrica plaza del, ahora extinto, “Tío Pepe”. 

Es ilusionante ver como gente joven, y no tan joven, se moviliza en pos de un objetivo común con el talante pacífico como bandera. Ayer, se sucedían los gritos y proclamas mientras nosotros, ajenos a todo aquello, nos preocupábamos más en buscar un lugar por donde huir en caso de intervención policial que en prestar atención. Supongo que cada loco con su tema.

De entre todo lo que observamos ayer, rescato dos testimonios, por un lado el de un antidisturbios destinado en una de las calles colindantes a la protesta, y el de mi gran amigo Carlos Heras. Antes de seguir, os recomiendo seguir el blog de este último que, especialmente en estos días, puede serviros como un valioso testimonio sobre la verdadera situación que se vive en el kilómetro 0. Aquí os lo dejo.

Mientras caminábamos hacia una tienda de chucherías, nos topamos con una conversación entre un participante de la protesta, que rondaría las cincuenta primaveras, y un joven policía nacional. El primero le reprochaba al segundo la falta de consideración a la hora de disuadir a las masas a lo que el joven respondía que solo cumplía, como cualquier trabajador, a su obligación y que a él las órdenes le llegaban desde arriba (altas instancias) y las tenía que acatar. No había que ser un “lince” para leer entre las palabras del policía que tampoco le agradaba estar ahí, pero que claro, actuaría de oficio en caso de que le agredieran (como según él ocurrió el domingo, día en que la policía se vio obligada a cargar contra los allí presentes). Lo evidente es que la policía no tiene culpa de nada.

La segunda historia se dio por casualidad, estábamos charlando algo alejados del epicentro de la protesta cuando vimos a Carlos. Iba ataviado con ropa para pasar la noche a la intemperie; lucía un look algo bohemio, mochila a la espalda, saco de dormir, bebidas isotónicas, comida y azúcar, sobre todo recalcaba la importancia del azúcar para poder aguantar toda la noche. Una mezcla de ilusión y sensatez enmarcó nuestra conversación. Es consciente de que la empresa es difícil, pero está convencido de que luchará por ella. Es un joven que, por lo menos, ha leído y se ha documentado, algo que visto lo visto actualmente, es novedad. Da gusto charlar con gente así.

Siento haberme extendido, pero creo que pese a que no comparto muchas de las iniciativas por las que se lucha en la Puerta del Sol, es realmente elogiable  que la juventud, y la sociedad en general, se muestre unida por un objetivo común, sea cual sea.

Enrique.

jueves, 12 de mayo de 2011

Al infierno con los abogados del Diablo.


Hola a todas y a todos un jueves más!  Hoy estoy un poco decaído. Me doy cuenta de que estudio dos carreras que en la actualidad se erigen como enemigas. Mientras asistimos en las últimas semanas a dos hechos de gran repercusión como son el asesinato de Bin Laden y la legalización de Bildu, presenciamos también la contienda sin cuartel entre dos poderes y pilares básicos del Estado de Derecho.
 En primer lugar tengo que decir que no me sorprende que en los Estados Unidos, bandera del neoconservadurismo más agresivo, se recurra a la amenaza y al miedo colectivo para justificar el asesinato de una persona. Me ruboriza que nuestro Ministerio de Presidencia y alguna que otra figura del Ejecutivo alabe el crimen perpetrado por los americanos, en la que Obama festeja su nueva condición todopoderosa de juez, jurado y castigador.
Por otra parte, en relación con la legalización del partido político Bildu, vemos que algunos de nuestros políticos y medios de comunicación envidian y se contagian de cómo hacen las cosas los yanquis. Resulta que cuando en el Tribunal Supremo se paralizan las listas de la formación vasca los jueces están impartiendo justicia, porque como “todos sabemos” Bildu es ETA. Pero cuando el Tribunal Constitucional (máximo intérprete y defensor de las garantías constitucionales) decide que el partido puede y debe presentarse a las elecciones como un derecho fundamental básico de sus integrantes, ciertos políticos se echan las manos a la cabeza y en algunos medios como Intereconomía se llega a plantear la eliminación de esta “traba” que supone para ellos el TC.
Para mí desde luego me parece razonable que unos ciudadanos que no están condenados y que se ajustan a las reglas de juego democrático ejerzan su derecho a la participación. Pero lo que para nada me parece razonable es que un representante de la ciudadanía quiera ostentar a la vez el sillón del Parlamento y el de la sala de juicios. Cuando los políticos critican y atacan indecentemente el sistema judicial, desacreditándolo simplemente porque no son una herramienta para la obtención de sus fines, parece que no se dan cuenta de la gravedad de sus actuaciones.
El mundo se ha vuelto loco. Así que una de dos: o los jueces están perturbados y  están mandando asesinos a las urnas, o los políticos están más desequilibrados aún criticando a los primeros y queriendo ejercer su función.
Yo estudio Derecho y Ciencias Políticas…estoy jodido.
Eder.

jueves, 5 de mayo de 2011

Si, me gustan los toros ¿y qué?


Hoy os voy a presentar un gran artículo que ya hace algún tiempo que escribió Almudena Grandes en El País. Refleja perfectamente mi postura acerca del tema. Sin más dilación, ahí os lo dejo.



Sé que algún día sucederá. Al menos, si lo permiten los terremotos, los tsunamis, las inundaciones, las tormentas perfectas, las imperfectas y las de hielo. Si nuestra civilización sobrevive a sus efectos, algún día desaparecerán. Preferiría no estar presente pero, de lo contrario, sobreviviré a su pérdida sin oponer una resistencia patética, plagada de tópicos pobres, tan mal estructurados como los que esgrime el enemigo.

No descompondré la figura, porque los taurinos, antes que a decir olé, aprendemos a ser elegantes.

Dar, o no dar, espectáculo. Venirse arriba. Cambiar de tercio. Entrar al trapo. Salir a hombros. O por la puerta grande. Ponerse el mundo por montera. Estar aseado. Hacer una faena de aliño. Lleno hasta la bandera. El cartel de no hay billetes. Echar las patas por alto. Dar la alternativa. Colgar los trastos. Jugarse el tipo. Atarse los machos. Hacer el paseíllo. Entrar por derecho. Buscar la ruina. ¡Música, maestro! Sacar los pañuelos. Echar un capote. Dar una larga cambiada. Pinchar en hueso. Estar para el arroz. Cortar las dos orejas. Dar la vuelta al ruedo. Ver los toros desde la barrera…

Podría seguir, pero no es sólo el idioma. También la plástica, la música, la estética. Y no voy a detenerme en los hígados de las ocas, en la guerra, en la explotación, en nuestra propia naturaleza animal, pero no me digan que la Fiesta no tiene que ver con la cultura. Hablen de crueldad, de sangre, de sufrimiento, y lo admitiré aunque me prive de la única liturgia que respeto, la emoción incomparable del único milagro al que he asistido jamás, 600 kilos y dos pitones en punta, un hombre desarmado, una muleta, y el arte que le salva de la muerte.

Tampoco voy a intentar explicarles eso, no teman. Entiendo, incluso, que no lo entiendan. Pero, en nombre de la propia cultura, por favor, tonterías, las justas.




Muy grande Almudena. Nada que objetar.

Enrique.